domingo, 11 de marzo de 2012

Hablemos de negocios

Lunes.7.00AM.Un autobús.En la primera fila,empezando por detrás se sienta el chico de siempre con su libro de siempre.A su lado, una chica con la que no entablará conversación hasta después de 2 meses.Delante de estos: una mujer de mediana edad que odia la impuntualidad y el humo de tabaco y que hoy llegará tarde, al igual que  el universitario que está a su lado escuchando música de algún grupo de rock de hace dos décadas... pero a este le da igual llegar tarde,porque odia la prisa. De pie, pegado al cristal un abogado que acaba de recordar que hoy es su 30 cumpleaños y al que aún nadie ha felicitado. La chica de siempre, la que se baja en la última parada, piensa en seguir al chico rubio que se baja en la penúltima y éste a su vez cuenta las horas que faltan para que sea  viernes y las que ha dormido ese fin de semana.
Al fondo hay un hombre misterioso, con miles de historias que contar, pero que nadie creería. Su trabajo es el mismo que el que hoy estrena William en alguna parte del mundo.

Mientras, en el distrito 5 de Los Angeles son las 12 de la noche y William reflexiona sobre lo que ocurrió hacía apenas unas horas.
 9.03 PM Una mujer.Zapatos de tacón, tan negros y brillantes como su melena.Vestido azul eléctrico como su mirada. Todo estaba listo y perfecto para el plan.
La antipática recepcionista recorrió con su uña del color del vino la lista de reservas y no levantó la vista hasta que murmuró aquel nombre falso con el que su jefe la había bautizado esa noche.Aquel nombre reflejaba la naturalidad y sutileza que necesitaba para pasar desapercibida...o al menos intentarlo.
-¿Claire Numman?-susurró la recepcionista ajena a lo que significaba aquel nombre.
Claire asintió sin mover una facción de su hermoso rostro, sin apenas inmutarse.Podía respirar la envidia que emanaba aquella insignificante mortal de tan solo una bocanada.
La siguió con paso firme hasta la mesa donde William la esperaba aparentando interés en la carta de vinos.
-¿Prefieres vino blanco o tinto?
-No seas ridículo Will,hemos venido a hablar de negocios.
-Pediré tinto entonces.¿Paga el jefe no?
-¿Cuantos minutos nos quedan?
-23-William le coge la mano a Claire para aperentar una perfecta primera cita ante la mirada tímida del camarero.
-La vida se tomará la libertad de tomar su curso, William, no te preocupes.
Claire hablaba en serio.Aquel tema era puntiagudo, pero no tenían otra opción. En 23 minutos deberían besarse para que la vida de unos pocos tomase otro rumbo.Siempre funcionaba así. Ese es el negocio de los ángeles.
Claire era el ángel de la guarda esta noche de una treinteañera amargada(aunque ella prefería decir "protectora", ya que la otra expresión le sonaba demasiado fantasiosa) y William, en su primera noche, era el ángel del jefe de la treinteañera, el cual estaba tristemente casado y sentado dos mesas mas allá charlando acerca de un idiota que no sabía fotocopiar un informe por las dos caras; y mientras la treinteañera rie, la cuenta atrás comienza.
                                                                               
                            
En 23 minutos que es lo que tardaría la protegida de John  (y también esposa del jefe de la treinteañera) en entrar por la puerta del restaurante con su hermana;Will deberia besarse con Claire para que los treinteañeros los imitasen y así romper el matrimonio y también para que Claire se puediera deshacer de los incómodos zapatos en la primera papelera que encuentre.
-Ya estaba roto hace tiempo y además lo superará- le habia dicho Claire, la cual estaba acostumbrada a estas cosas.
Ocurrió lo planeado, con escenita incluida y con un camarero que tropieza con una clienta y le ensucia de sopa la impecable blusa de Channel (lo cual hizo que 1 hora más tarde su acompañante la invitase a "cambiarse de ropa y tomar la última copa" en su apartamento). 
-Todo justo como lo había planeado-murmuró el hombre que se sienta al fondo del autobús.


domingo, 27 de noviembre de 2011

Silence

Me paré a escuchar. Cuando hablas con tanto cuidado sé que lo haces porque no sabes qué decir, ya que tú sabes que yo adoro el sonido de la lluvia estampándose contra mi ventana. Aún así te presto atención.
Hablas y miro lejos,  tanto que me pierdo. Seguirte la corriente en la pequeñez de tu susurro es como una melodía contagiosa que se adhiere a mi mente, que destruye el puente de las lágrimas y endulza las palabras de mis labios incoscientemente. He llegado a amar ese sonido de la lluvia, transparente como el cristal y tú has conseguido que adore tu voz. Podía haberte ignorado y seguir escuchando ese silencio que se oye, que conquista, pero no lo hice porque no me dejas fingir que aún estás conmigo.

lunes, 31 de octubre de 2011

Chica ejemplar

Soy el claro ejemplo de muchas cosas:
de guiarme por mi instinto, de "deja para mañana lo que puedas hacer hoy", de "aún no lo he decidido", de "no voy a escribir un diario todos los días", de "sólo sé que no sé nada", de "quien necesita un novio?"... Se puede decir que soy una chica ejemplar que no debería estar muy orgullosa de serlo y sin embargo lo está.
De pequeña estaba muy orgullosa de mi misma. Sabía leer desde los cuatro años, escribir desde los cinco y atarme los cordones desde la prehistoria. No me preocupaba por gustarle a alguien, ni por mi futuro, tampoco por lo que pensaran los demás, había cosas más importantes.



Enamorarse




Enamorarse produce un efecto cerebral similar a una dosis de cocaína. Para que luego digan que todas las drogas son malas. Enamorarse es la excepción.

Siempre me gustaron las excepciones.

viernes, 21 de octubre de 2011

Dulce

Y si soy como una niña ilusa,
que se emociona con una mirada,con una sonrisa despistada... la que arriesga y no gana, la que sube a una montaña rusa con tu amor por excusa...

Mientras tú te haces el interesante, yo me intereso.
Mientras tú duermes,yo sueño con un beso.
Y mientras tú ríes... yo peco de ternura y tú sales ileso.
 ¿Qué gano yo con eso? Mi dulzura no tiene cura y tu indiferencia es una locura en exceso, una aventura para mi conjetura.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi locura es dulce, tu café no


Ahora, vagando como un fantasma por sueños sin sentido, me haces recordar que no hay olvido, que no será como si nunca hubieras existido como me juraste en aquella nota sobre la mesa de la cocina, la cual me hizo cogerle manía al café que me mantenía despierta. Hace mucho soñaba a todas horas, vagaba por caminos desiertos de inspiración inmensos que me atrevía a explorar ¿Quién te dio permiso para colarte en mi corazón? Tienes todos los espacios inundados de tu ausencia aunque digas que siempre estás junto a mí. Me sigues como mi sombra y observas todo lo que hago: cada paso que doy en vano por tu culpa, mi cara de desorientación y confusión es la prueba que me delata. No me detendré esperándote.  A veces pienso que estoy loca, que todo esto ha sido producto de mi imaginación, que ni siquiera existes. Fuiste mi conciencia, quien me guiaba en este viaje, quien me ayudaba a huir de los errores, ¿recuerdas? Cada noche intento cruzar el mundo mientras duermo, solo para oír tu voz, sólo para que me digas que deje de hacerlo y lo único que tengo es la nota que me dejaste junto al café.